
Sin un objetivo claro, ni Napoleón gana la batalla.
abr 16
2 min de lectura

Objetivos mal definidos: el enemigo invisible de cualquier estrategia.
En la historia, hay derrotas que no se explican solo por el enemigo. A veces, el problema está dentro: en la falta de claridad. En 1812, Napoleón inició su famosa campaña hacia Rusia con uno de los ejércitos más poderosos de la historia… pero sin un objetivo claro.
¿Conquistar Moscú?
¿Derrotar al ejército ruso?
¿Bloquear rutas comerciales?
La historia no se pone de acuerdo. Lo que sí sabemos es que el invierno, la logística y la confusión táctica hicieron colapsar su ejército. Más de 400.000 soldados perdidos. Y todo por una campaña sin foco.
Sin objetivos SMART, las organizaciones viven el mismo destino.
Puede parecer exagerado, pero en la gestión del talento pasa lo mismo: se diseñan programas, se asignan recursos, se implementan evaluaciones… sin una claridad real de hacia dónde se quiere llegar.
Cuando los objetivos no son SMART (Específicos, Medibles, Alcanzables, Relevantes y Temporales), el esfuerzo se desperdicia. Y lo peor: nadie puede decir con certeza si las cosas salieron bien o mal. Solo queda la sensación de que "algo falló".
Las consecuencias de objetivos difusos en RRHH.
Los equipos trabajan sin una brújula clara
Las evaluaciones de desempeño se vuelven subjetivas
Las decisiones de formación o promoción pierden fundamento
La frustración aumenta: sin metas claras, no hay reconocimiento justo
Se pierde tiempo. Se pierde talento. Se pierde dirección.
¿Qué podemos aprender de Napoleón?
Que incluso el mejor ejército puede perder si no sabe qué está buscando. Y que las decisiones estratégicas –en cualquier contexto– requieren foco.
Por eso, cada proceso en RRHH debe partir desde ahí: ¿cuál es el objetivo y cómo sabremos que se cumplió? Todo lo demás, desde el diseño del proceso hasta el análisis de resultados, debe alinearse a esa definición.
Objetivar. Optimizar. Rentabilizar.
En Openagora, ayudamos a organizaciones a diseñar procesos de talento con objetivos claros, medibles y estratégicamente alineados.Porque no se trata solo de evaluar o capacitar. Se trata de dirigir. Y para eso, el primer paso siempre será tener claridad sobre el resultado que buscamos.