Una reunión con un gerente de informática abrió una gran pregunta: ¿las evaluaciones del desempeño son realmente objetivas? Aunque parte del proceso es calculable, la interpretación humana sigue presente. Este texto explora los límites entre lo objetivo y lo subjetivo, y cómo equilibrar ambos para lograr evaluaciones más justas y significativas.

Descartes soñó con dominar la naturaleza mediante el conocimiento matemático. Hoy, las empresas buscan lo mismo: controlar su funcionamiento a través de datos. En gestión del talento ocurre igual: medimos competencias, potencial, clima y más. No todo es calculable, pero si no lo cuantificas, pierdes poder para influir y negociar. Gestionar talento exige números… y humanidad.

Hace más de un mes que estoy con esta pregunta, ¿puede una herramienta como ChatGPT dudar o es sólo una simulación?

El desafío, escribir artículos que profundicen en tres áreas que me interesan: Filosofía, Inteligencia Artificial + Analítica y Gestión Analítica del Talento… ¡sin utilizar ChatGPT!